“…se planteaba una ciudad “planificada, antes que
improvisada”, el planteo era que sectores obreros y cases acomodadas, pudieran
vivir “en proximidad”, compartiendo las ventajas del campo, de la ciudad, una
ciudad “higiénica”.
La
ciudad que ya no existe
Colonia
Madrid Moderno
Barrio
la Guindalera
Había una
vez…
Estamos en 1890,
y el abogado, empresario y político, Mariano Santos Pinela, decide edificar en unos terrenos de su propiedad cercanos a las Ventas
al este de la ciudad, y “alejados” del
Madrid de finales del ´19, unas segundas residencias y pequeños hoteles para
fines de semana y vacaciones.
La idea fue
inspirada por el arquitecto Mariano Belmás Estrada (1850 – 1916), estrecho
colaborador de Arturo Soria, con quien compartía la filosofía
de incentivar una síntesis de clases sociales en barrios caracterizados por la
vivienda unifamiliar, aplicando las visiones higienistas e industriales de la época.
Como suele ocurrir, cuando hay detractores, y no se formalizan las licencias en
tiempo y forma, las obras fueron paralizadas al año de comenzadas, se habían
terminado 45 hotelitos y 32 estaban en distintas etapas de construcción.
Al parecer, la
relación de amistad de Santos Pinela con el Partido Liberal en el poder, al que
perteneció, le permitió comenzar la construcción sin tener todavía las
preceptivas licencias.
El cambio de gobierno que dio paso a los Conservadores
supuso que el Ayuntamiento de Madrid le negase las licencias y paralizase las
obras.
En el proceso, Santos Pinela
aducía que las obras se realizaban dentro de una de sus propiedades, pero el
tamaño del proyecto era de tal magnitud que no contó con el consentimiento
tácito del Ayuntamiento. Llevó más de dos años de recursos administrativos,
resolver el espinoso tema.
Originalmente quien lleva adelante estos proyectos,
es el socio de Santos Pinela su socio el arquitecto Julián Marín, quien más tarde se retira.
Es Francisco Navacerrada Sánchez quien se ocupa de pagar las multas del Ayuntamiento, legalizando lo
construido, compra todo lo edificado durante la primera fase y ordena terminar
las obras nombrando para tal fin al maestro de obras Mauricio Martinez Calonge quien llega a completar casi un centenar
de hotelitos adosados.
Aunque la firma de planos es
de Martínez Calonge parece evidente la
mano e influencia de Belmás Estrada.
Francisco Navacerrada añadió una zona de ocio a la colonia denominada Parque
Rusia, que completó esta segunda etapa finalizada en 1895.
Se continuó
construyendo chalés en la zona hasta 1930, diseñados por Valentín Roca
Carbonell.
El Madrid Moderno se encuentra
delimitado por las calles Cardenal Belluga, Roma, Avenida de los Toreros,
Cartagena, Francisco Navacerrada, Campanario, Ruiz Perello en La Guindalera.
A
unos pasos de la madrileña plaza de toros de Las Ventas (Ventas del Espíritu
Santo) intercalados entre tradicionales y prosaicos edificios de
pisos, estos “hotelitos” desentonan con la arquitectura anodina…de sus
vecinos.
Ciudad
Lineal
Se lo llamó
Madrid Moderno o Colonia Madrid Moderno, por ser una sucesión de chaléts
adosados, un antecedente en menor escala de la Ciudad Lineal.
La Ciudad
Lineal, fue un modelo de organizar la ciudad, en la idea de “a cada familia una
casa en cada casa una huerta y un jardín”, planteado por el urbanista, geómetra Arturo Soria, se presenta
como una idea para descongestionar las ciudades y recuperar un urbanismo más
humano. Era teósofo (adhería a la teoría religiosa de una sabiduría sin edad, y el conocimiento de la verdadera realidad).
En
esencia se trataba de una ciudad alargada construida a ambos lados de una calle
o avenida central de 40 metros de ancho, con viviendas a los lados. Los planos
de la época muestran las manzanas extendiéndose a 200 metros a cada lado de la
avenida central, separada con 100 metros de bosque de los campos de cultivo. Su
objetivo, tan utópico que fue irrealizable, era circunvalar Madrid, uniendo en forma progresiva diferentes núcleos urbanos por medio de una avenida principal con parcelas
urbanizadas a ambos costados.
En ambos casos,
se planteaba una ciudad “planificada, antes que improvisada”, el planteo era
que sectores obreros y cases acomodadas, pudieran vivir “en proximidad”,
compartiendo las ventajas del campo, de la ciudad, una ciudad “higiénica”.
Casa de
las bolas
La primera etapa
la diseñó Julián Marón entre 1890 y
1892 en estilo neo mudéjar. Ladrillos en dos colores y decoración con
cerámicas. En las esquinas de las calles se situaron torreones circulares, actualmente
solo queda el de la calle Castelar y Cardenal Belluga.
Estos torreones
(eran), son, muy similares al de la “casa de las Bolas” ubicadas en Madrid, en
las calles Alcalá, Goya y Calle del General Díaz Porlier, en el barrio de
Salamanca en Madrid, realizadas por el mismo arquitecto en entre 1885 y 1895.
Casa de las Bolas |
Fue ampliado y
reformado entre 1905 a 1906. por Luis Sainz de los
Terreros Gómez (1876 – 1936 autor de dos edificios emblemáticos en
Madrid, en 1924 del Círculo de la
Unión Mercantil e Industrial sobe la Gran Vía y en 1928 del Edificio La Adriática sobre la Plaza del Callao).
Círculo de la Unión Mercantil e Industrial |
Edificio La Adriática |
Todo el conjunto
se rehabilitó entre 1985 y 1991 por los arquitectos Leopoldo
Marcos Mayor y Francisco Jurado
Jiménez.
Se trata de un
grupo de varios bloques de viviendas levantadas sobre una parcela triangular,
con singulares torreones circulares de los ángulos de la calle de Alcalá, de estilo neo
mudéjar. Ambos torreones tienen motivos decorativos diferentes,
aunque los dos están inspirados en el estilo de la vieja vecina plaza de toros de la calle Goya,
hoy desaparecida (clausurada en 1931 cuando se inauguró la plaza de toros
de las Ventas), y que estaba situada donde se sitúa actualmente
el Palacio de los Deportes.
Los torreones se
construyeron de ladrillo de varios colores, azulejos policromados y tramos de
herradura. Destacan unas esferas plateadas e incrustadas que le dan el nombre
de Casa de las Bolas.
Las
etapas de Madrid Moderno
La colonia
Madrid Moderno se dividió en tres etapas.
Una primera etapa de viviendas
unifamiliares en hilera de estilo neo mudéjar, con ladrillos en dos colores y
decoración cerámica, edificadas por Julián Marin entre 1890 y 1892.
En las esquinas se situaron torreones circulares
de estilo neo mudejar, aunque actualmente solo queda el de la calle Castelar y
Cardenal Belluga, estos torreones eran muy similares como hemos mencionado al
de la casa de las Bolas, esquina Alcalá con Goya obra del mismo
arquitecto.
La segunda etapa es llevada a cabo
por Mauricio Martínez
Calonge entre 1892 y 1901, continuó lo hecho anteriormente.
En esta fase se añade
al barrio una zona de ocio, el Parque Rusia con salón neo árabe e incluso una
montaña rusa.
Es en la tercera etapa donde Valentín Roca y Carbonell (1863 – 1937) autor de
la llamada Manzana Roca, en pleno barrio de los Austrias con una concentración
de obras modernistas - dota a los chalecitos de elementos modernistas, paneles
decorativos con elementos vegetales y vistosos chapiteles que coronan los
miradores.
En todas las etapas, se mantuvo el mismo
espíritu, se pasó de la madera al hierro y de los detalles neo mudéjares a los
modernistas pero conservando la estructura del hotelito retranqueado con mirador
adelantado, participaron otros arquitectos, como Santiago Castellanos Urizer (autor del Hospital del
Niño Jesús, junto a Francisco Jareño y Alarcón), Carlos de Luque López (diseñó la
Villa Diego en la Colonia, y fue uno de los primeros introductores del modernismo
en Madrid), Pedro Muguruza (1893 – 1952, autor del Palacio de Prensa de Madrid,
considerado arquitecto de cabecera de Francisco Franco).
Hubo una última etapa, en la nefasta
década de los setenta, donde la de la desidia, la fuerte presión especulativa y
sobre todo el descuido del Ayuntamiento han permitido la destrucción de los
hotelitos para construir impersonales bloques de viviendas, la ausencia de
protección sobre estos edificios singulares así como una restauración parecida
a una desfiguración mal intencionada y peor diseñada, es lo que en definitiva
provocó la visible pérdida de identidad.
Ni sus
forjados, o su estilo modernista, han sido suficientes argumentos para mantener
en pie aquel utópico planteamiento urbanístico.
Características de los proyectos
Los “hotelitos” respondían a un modelo que
repetía el esquema característico de chalé de dos plantas en “L” construidas en
ladrillo, con un mirador que sobresale de la fachada
principal, un sótano y un patio interior.
Estaban retranqueadas con respecto a
la calle, lo que permitía un mínimo jardín previo a la entrada, lo más característico
era su mirador, una galería central acristalado y de madera que a modo de
soportal apoyado en columnas de hierro torneado protegía la entrada a la casa.
El
estilo modernista lo proporcionaban las columnas de hierro y los forjados de
ladrillo visto bicolor con azulejos decorativos, con detalles neo mudéjares.
Los
distintos arquitectos que intervinieron, añadieron detalles decorativos ofreciendo
una interesante variación al diseño original, en todos los casos mantuvieron
los miradores por encima de la puerta de ingreso a las viviendas.,
Estilo neo mudéjar
El neomudéjar
fue un estilo artístico y arquitectónico desarrollado principalmente en la península Ibérica a finales del siglo XIX y
principios del XX.
El
nuevo estilo se asoció especialmente a construcciones de carácter festivo y de
ocio, como salones de fumar, casinos,
estaciones de tren, plazas de toros o saunas.
Antiguas Escuelas Aguirre, actualmente Casa Árabe |
En España este
estilo fue reivindicado como estilo nacional, por estar basado en un
estilo propiamente hispánico.
Arquitectos como Emilio Rodríguez Ayuso (1846 – 1891) autor en Madrid de las antiguas escuelas
Aguirre – actual Casa Árabe- o Agustín Ortiz de Villajos (1829 – 1902) autor en Madrid del Teatro de la
Comedia y de la Princesa, vieron en el arte mudéjar un
acento español y empezaron a diseñar edificios utilizando rasgos del antiguo
estilo, con formas abstractas de ladrillo y arcos de
herradura.
Al
tradicional estilo neo árabe, con califales (usado por los árabes en
los siglos VII a X), almohades (utiliza el ladrillo, el
yeso, la argamasa y madera, principalmente siglos XII y XIII) y nazaríes
o arte
granadino (siglos XIII a XV la obra que mejor lo representa es la
Alhambra, se le ha agregado el uso del ladrillo visto.
Proyecto
La
línea de tranvías Goya-Madrid Moderno-Ventas recorría esta colonia
modernista, y la conectaba con el centro de la ciudad.
El
barrio de la Guindalera, era en aquel Madrid de finales del siglo XIX y
principios del XX el extrarradio, donde podía darse forma a un proyecto
utópico: ofrecer viviendas amplias, de dos pisos, sótano, jardín y patio,
a precios económicos.
Y en las que, además, hubiera agua, alcantarillado, gas,
la luz eléctrica solo en el alumbrado público.
La idea
era promover la integración social mediante viviendas baratas pero,
siguiendo la concepción urbanística de Arturo Soria, en las que no faltase el jardín y la zona de
esparcimiento. Las primeras casas comenzaron a construirse sin licencia, con
el permiso del Partido Liberal, en el gobierno en aquel momento.
Una
autorización implícita que no renovó el Partido Conservador cuando llegó
al poder por lo que, cuando ya decenas de ellas estaban levantadas y había aún
más en obras, el proyecto se paralizó.
Tras
varios años de litigios, un nuevo contratista – Francisco
Navacerrada – se hizo cargo del
proyecto y, tras legalizarlo, continuó su expansión.
Apoyos y de los otros
Uno de
sus más famosos detractores fue el escritor y periodista José Martínez Ruíz, más conocido como Azorín, quien describe estos llamados “hoteles diminutos” del Madrid Moderno “a la izquierda de la Plaza de Toros” como un “pintarrajeado conjunto de muros
chafarrinados en viras rojas y amarillentas, balaustradas con jarrones,
cristales azules y verdes, cupulillas, sórdidas ventanas, techumbres encarnadas
y negras”.
No se
detiene ahí, sigue: “todo chillón, pequeño,
presuntuoso, procaz, frágil, de un mal gusto agresivo, de una vanidad
cacareante, propia de un pueblo de tenderos y burócratas”.
En
Resumen de Arquitectura Nº 3 de Marzo de 1901, el arquitecto Luís María Cabello Lapiedra –autor
del Palacio de la Moncloa, el Palacio del Marqués de Carralbo, etc.-, dijo en
la misma línea que Azorin, que “el Madrid
Moderno de pomposo nombre aparecía a la puerta de la Corte con sus casas
mezquinas, aparatosas, mal construidas, en que la gente vive hacinada y sin
higiene, y con cuya construcción de fincas, se había explotado la buena fe de
los vecinos de Madrid”.
Además
de Azorín y su
crítica, había otras crónicas que entendía al barrio como “lindo e higiénico” podía considerarse “el más
europeo de todos los barrios madrileños”.
El
periodista Juan Valero de Tornos en su artículo “España en fin de siglo” dijo de ella en
1894 que se trataba de una barriada “de
preciosas casitas, habitadas por numerosas personas, que por un módico precio
habían llegado a ser propietarios de sus casas, rodeadas de jardín y formando
uno de los puntos más bellos del ensanche.”
Refiriéndose
a la primera etapa, de la calle Castelar, el cronista Pedro de Répide escribía en
1925:
“La Calle
Castelar es la primera calle de
la barriada de hotelitos, denominada Madrid Moderno, construida
en 1890 por Don Santos Pinela y
el arquitecto Don Julián Marín. Antiguo republicano aquél, quiso honrar el nombre del
famoso orador –denominando Castelar a la calle-, a cuyo lado había militado en
política.
La designación fue particular "sin recayese ni haya recaído sobre
ella acuerdo municipal”.
“Los hotelitos de esta calle, construidos según un patrón
uniforme, revelador de un estilo un tanto chocarrero del arquitecto Marín, fueron muy útiles para
mejorar la cuestión de la vivienda, pues vendiéndose a precios hoy día
irrisorios, cinco mil y diez mil pesetas, daban a cada familia una residencia
amplia y desahogada".
"De no haberse limitado a cuatro calles aquella barriada,
sino haberse extendido grandemente, el vecindario madrileño habría ido
conociendo las ventajas de la casa independiente sobre el antipático sistema de
las fincas alquiladas por pisos".
"A pesar de lo que se ha elevado el precio de
la construcción, sería conveniente edificar nuevos barrios de esa clase de
viviendas en los terrenos libres que quedan en lugares como entre la calle
Francisco Silvela y el límite; desde la Avenida de Menéndez Pelayo al nuevo
Paseo del Abroñigal; aledaños de los caminos de Chamartín; Cerro del Pimiento y
ambos lados de los primeros tramos del Paseo de Ronda; entre la Bajada del Vado
y la calle de Ataúlfo: Con la ventaja de que en estos dilatados espacios se
construirían los hotelitos aislados, pues el gran inconveniente de los de
Madrid Moderno es el de ser medianeros.”
Bibliografía
Carlos de Luque López, Villa Diego, Archivo de la Villa, 1904.
Ed. M. Abella & Asociados, S.L. Madrid, 2010. Barrios de Madrid:
Madrid Moderno. ABC 3 de septiembre de 1906.
Arquitectura
y clases sociales en el Madrid del siglo XIX, Díez de Baldeón García,
Clementina. Siglo XXI Editores. Madrid, 1986
La
Ciudad Lineal de Arturo Soria, Comisión de Cultura, Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Miguel Ángel Maure Rubio, 1991
Los ingenieros
urbanistas en la España decimonónica, Espacio,
tiempo y forma, Serie VII, Historia del
arte. María Dolores Antigüedad del Castillo-Olivares, 1997. ISSN 1130-4715.
Las
Calles de Madrid, Pedro de Répide. Ediciones La Librería. Madrid,
1997
Madrid
modernista, guía de arquitectura, Ricardo Muñoz Fajardo, Madrid 2008, ISBN 84-7360-222-6
Madrid
Moderno, vestigio urbano del siglo XIX, Lo que queda de una
barriada económica del extrarradio. Enrique F. Rojo Escobar. Ilustración de Madrid. Núm. 15. Primavera
2010
Arq.
Hugo Alberto Kliczkowski Juritz
permitido reproducir parcial o totalmente citando la fuente
gracias
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más articulos en mis blogs :
hugoklico.blogspot.com
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Muy interesante, es curioso que Madrid tuviera estas oportunidades de ser una urbe pensada y con gusto, europea...y acabe siendo un popurrí, mosaico de caprichos...
ResponderEliminarProgreso NO
ResponderEliminarbueno depende que es progreso, no es igual para todos
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